lunes, 12 de agosto de 2013
Madrid + Melancolía
Andaba por ahí recordando mi reciente viaje por España... y no podía dejar de echar de menos a Madrid, esa ciudad que tanto me dió y tanto me llenó...!!! Y de repente encuentro estos dos terminos en el diccionario Sabinero:
lunes, 5 de agosto de 2013
✈- Vuelo sin mapa ✈-
Ella era el avión. Tendida en la noche, volaba.
De pronto, se dio cuenta de que había perdido el rumbo, y ni siquiera recordaba adónde debía ir.
A los pasajeros, los pasajeros que su cuerpo contenía, no les importaba nada ese despiste. Todos estaban muy ocupados bebiendo, comiendo, fumando, charlando y bailando, porque en el avión de su cuerpo había espacio de sobra, sonaba buena música y nada estaba prohibido.
Tampoco ella estaba preocupada. Había olvidado su destino, pero las alas, sus brazos desplegados, rozaban la luna y giraban entre las estrellas, dando vueltas por el cielo, y era muy divertido eso de andar atravesando la noche hacia ningún lugar.
Helena despertó en la cama, en el aeropuerto.
Eduardo Galeano
De pronto, se dio cuenta de que había perdido el rumbo, y ni siquiera recordaba adónde debía ir.
A los pasajeros, los pasajeros que su cuerpo contenía, no les importaba nada ese despiste. Todos estaban muy ocupados bebiendo, comiendo, fumando, charlando y bailando, porque en el avión de su cuerpo había espacio de sobra, sonaba buena música y nada estaba prohibido.
Tampoco ella estaba preocupada. Había olvidado su destino, pero las alas, sus brazos desplegados, rozaban la luna y giraban entre las estrellas, dando vueltas por el cielo, y era muy divertido eso de andar atravesando la noche hacia ningún lugar.
Helena despertó en la cama, en el aeropuerto.
Eduardo Galeano
domingo, 4 de agosto de 2013
Embriáguense
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta
es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que
nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que
embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y
si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de
una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o
desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la
estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a
todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla,
pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el
reloj, contestarán:
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y
si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de
una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o
desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la
estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a
todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla,
pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el
reloj, contestarán:“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Charles Baudelaire
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